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SuscríbeteLa Asociación Civil advierte que la violencia y el acoso sexual están normalizados en la vida cotidiana de las mujeres, limitando su derecho a la movilidad segura y equitativa
La Asociación Civil Pedaleanda presentó los resultados de la Encuesta sobre violencia sexual en el transporte y otros espacios públicos de la ciudad de Querétaro, un estudio que revela cifras alarmantes sobre el temor y las agresiones que enfrentan las mujeres en su vida diaria al moverse por la ciudad. El 70% de las mujeres se sienten inseguras en espacios públicos, mientras que el 54.3% declaró tener miedo de ser agredidas sexualmente en el transporte público. Además, el 32% afirmó haber sido víctima de alguna agresión en dicho medio durante el último año.
Durante la presentación del informe, María del Mar Covarrubias, integrante de la asociación, explicó que el objetivo del estudio es visibilizar las experiencias de movilidad de las mujeres y cómo estas se ven impactadas por la violencia y el acoso sexual, fenómenos que afectan directamente sus decisiones cotidianas, sus rutas, sus horarios y, en muchos casos, su salud emocional.
“Ante la pregunta de si tienen miedo a ser agredidas sexualmente en el transporte público, entre las respuestas de ‘siempre’ y ‘casi siempre’ sumaban un 54.3%. Es decir, más de la mitad de las mujeres viven con un temor constante al usar este servicio”, explicó Covarrubias.
Agregó que, al consultar sobre agresiones vividas en el último año, un 25% respondió haberlas sufrido en espacios públicos y un 16% en el transporte público, lo que representa un 32% de mujeres agredidas en este medio de transporte en el lapso de un año.
Otro dato relevante que reveló la encuesta es que la mayoría de las víctimas enfrentan estos hechos estando solas, pues el 59.8% dijo haber sido agredida sin compañía, mientras que el 32% respondió que los incidentes ocurrieron tanto solas como acompañadas. Esto, señaló la vocera, derriba el mito que culpa a las víctimas por andar solas o “provocar” las agresiones, mostrando que el problema radica en la impunidad y la falta de políticas efectivas para garantizar su seguridad.
Entre las conclusiones del estudio, Pedaleanda destacó que la violencia y el acoso sexual están presentes de forma estructural en las rutinas diarias de las mujeres, afectando incluso su economía. Muchas mujeres, por miedo, optan por rutas más largas, por pagar más transporte o evitar ciertas horas del día, lo que genera un aumento en el gasto de movilidad y, por tanto, una desigualdad en el acceso al derecho a moverse libre y segura por la ciudad.
También se resaltó que la seguridad se ha convertido en un privilegio al que no todas las personas pueden acceder, y que la normalización del acoso limita el derecho a la movilidad con seguridad y equidad, sobre todo en grupos vulnerables como niñas, adolescentes y mujeres jóvenes.
Pedaleanda subrayó la urgencia de políticas públicas con enfoque de género, que no solo reconozcan el problema, sino que implementen acciones concretas para prevenir, sancionar y erradicar este tipo de violencia. Advirtieron que estos datos deben ser considerados como una llamada de atención a las autoridades estatales y municipales para garantizar entornos seguros y accesibles para todas las personas, sin excepción.